El Celta no es solo Aspas. La resurrección que está protagonizando el equipo vigués en el tramo decisivo de la temporada deja otras claves. Una de ellas es la afición. El celtismo, lejos de pitar o mostrar su descontento con el maltrato que ha sufrido esta temporada, decidió apoyar. Apostó por la unión. Ya habrá momento para la crítica. Los recibimientos al equipo en Balaídos, los desplazamientos y el aliento durante los 90 minutos han permitido al celtismo ser elegida como la mejor afición del curso futbolístico 2018/19.
La designación se conoció este mismo jueves 2 de mayo. La Liga y Aficiones Unidas premiaban la actitud de una afición que ha sido un ejemplo en los últimos tiempos. El celtismo ha demostrado ser un patrimonio que la directiva que preside Carlos Mouriño debe cuidar, debe mimar. En el fútbol, incluso en el denominado fútbol moderno, no todo es negocio. Sin los aficionados, los objetivos están lejos de cumplirse. Ellos también son el motor de un equipo que parecía condenado al abismo de la Segunda División hace dos meses.
El celtismo recibirá este reconocimiento a través del distintivo "Jugador 12", que consta de una camiseta con el dorsal número 12, con el que históricamente se ha identificado a la afición. La entrega del galardón tendrá lugar en los prolegómenos del partido de este sábado ante el FC Barcelona (20:45).
La campaña "A Nosa Reconquista" ha sido la consolidación de la afición celeste como la mejor hinchada de la temporada. Colas, estadio lleno, apoyo incondicional y un ambiente espectacular han permitido al celtismo ser el "jugador número 12", ser una de las claves para que el conjunto que dirige Fran Escribá pueda renovar su continuidad en la máxima categoría del fútbol español. Este sábado, nuevo partido, nueva oportunidad para demostrar cuál es la mejor afición de España. El celtismo, más allá de premios y reconocimientos, ya está listo para la enésima batalla por la salvación.